El zinc es necesario para el funcionamiento y crecimiento normal del cuerpo humano: sistema inmunológico, coagulación y reparación de tejidos.
La carencia de zinc puede causar bajos niveles de crecimiento y de insulina, falta de apetito, irritabilidad, caída del cabello, piel seca y áspera, cicatrización lenta, pérdida del gusto y olfato, diarrea y nausea.
También está asociada con trastornos en el intestino, que interfieren con la absorción de los alimentos, con el alcoholismo, la insuficiencia renal, y las enfermedades crónicas debilitantes.
La deficiencia de magnesio puede provocar pérdida del apetito, nauseas, vómitos, fatiga y debilitamiento. Su carencia extrema produce entumecimiento, hormigueo, calambres musculares, convulsiones, cambios de personalidad, y anomalías en el ritmo cardíaco.
Este producto no pretende diagnosticar, tratar, curar ni prevenir ninguna enfermedad.